jueves, 8 de abril de 2010

EL EVANGELIO DE LA VIDA




DECÁLOGO SOBRE EL EVANGELIO DE LA VIDA




1. Amarás la vida concebida y no nacida; la vida humanan en su última fase; la vida herida y maltratada por la enfermedad o la violencia doméstica, con todas tus fuerzas, con todo tu corazón, con toda tu capacidad creativa, y esto de forma personal o asociada.



2. No tomarás la problemática de la vida como un aspecto secundario de tu responsabilidad apostólica. Apostar por la vida es un compromiso urgente en una sociedad secularizada que defiende el aborto como un derecho y la eutanasia como una posibilidad real en nuestro tiempo.



3. Santificarás el día a día de tu vida cristiana con la oración, la formación y la acción misionera. En las celebraciones litúrgicas tendrás en cuenta la cuestión de la vida especialmente en la “oración de los fieles”. La celebración de la Jornada de la vida (25 de marzo) tendrá un especial apoyo en todas las comunidades, movimientos y parroquias.



4. Honrarás a las familias abiertas a la vida, a los profesionales de la salud que hacen objeción de conciencia a las prácticas abortivas, a las asociaciones que apoyan la “cultura de la vida”, a las madres gestantes que luchan por sacar adelante al fruto de sus entrañas. Salvar una vida es el mejor regalo para construir futuro y sembrar esperanza.



5. No matarás ninguna iniciativa que defienda, apoye y trabaje por promover “la cultura de la vida” en los ámbitos educativos, en los medios de comunicación, en el ámbito sanitario, cultural y político. La permisividad social ente el aborto es una de las mayores tragedias de nuestro tiempo.



6. No cometerás la imprudencia de pensar que tú solo puedes modificar los criterios, mentalidades y decisiones políticas que atentan contra la vida. Buscarás con otras personas, preferentemente de forma asociada, la mejor manera de influir en el cambio de ruta para que las nuevas generaciones sean más sensibles al valor fundamental de la vida humana y a su desarrollo integral.



7. No hurtarás esfuerzos, aunque sea hasta el agotamiento, por trabajar al servicio del Evangelio de la vida, sobre todo en la ayuda a las familias, en la búsqueda de los medios institucionales que apoyen las situaciones dramáticas de familias inmigrantes, separadas, rotas y que no saben cómo ayudar a los hijos con problemas de violencia e integración social.



8. No caerás en la tentación de echar siempre la culpa a los demás, sin movilizarte con toda persona de buena voluntad en la denuncia de situaciones de injusticia ante los atentados a la vida humana, y a cualquier vida, en la defensa de la naturaleza, anunciando y proponiendo la “cultura de la vida” que mejora nuestra existencia y la del planeta en el que vivimos.



9. Trabajarás en los medios de comunicación y en todas las posibilidades de las nuevas tecnologías para dar a conocer todas las iniciativas que hacen un servicio a la calidad de la vida. Las catequesis y escuelas de formación incluirán la doctrina católica sobre el valor de la vida humana y las exigencias de la ética cristiana.



10. La civilización del amor sólo será posible con hombres y mujeres, con familias y comunidades, con movimientos y asociaciones que vivan el Evangelio de Jesucristo, Verdad, Vida y Camino. De cómo vivamos nosotros este compromiso dependerá que otros: niños, jóvenes y adultos descubran qué significa la vida humana, qué nos aporta la fe y cómo se puede vivir en la comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, no sólo para este tiempo, sino para siempre, más allá de los límites de la muerte. ¡Dios es amor y vida plena, Dios nos hace libres para vivir como hermanos de todos los hombres!



José Antonio González Montoto. Vicario Episcopal par la familia

Avilés 28 de febrero 2008

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